La directora de la Fundación para el Desarrollo de las Terapias Ecuestres, Sandra de Soto, que ha participado hoy en los cursos de verano de Olavide en Carmona, asegura que los profesionales del sector están luchando para conseguir que la equitación terapéutica sea un servicio público.
La directora de la Fundación para el Desarrollo de las Terapias Ecuestres, Sandra de Soto, ha asegurado hoy en el curso de verano Terapias ecuestres: Un enfoque integral e integrador que todas las personas que practican las terapias ecuestres para aliviar sus dolencias experimentan mejoras en el 100 por 100 de los casos. Y es que la equinoterapia hace uso de las actividades realizadas con caballos para contribuir positivamente al desarrollo cognitivo, físico, emocional, social y ocupacional de las personas que sufren algún tipo de discapacidad o necesidad especial. De esta manera, se concibe al caballo como herramienta de trabajo y como elemento integrador, rehabilitador y reeducador.
Las terapias ecuestres aportan beneficios a todas las personas que las practican, desde muy temprana edad. Trabajamos con bebés para estimular su atención, aunque también los niños con necesidades especiales obtienen grandes mejoras en contacto con el caballo. Por otro lado, cada vez más adultos hacen uso de estas terapias para solucionar trastornos como los de la ansiedad, asegura esta psicóloga.
Sandra de Soto, que también es vicepresidenta de la Asociación Andaluza de Equitación Terapéutica El Caballo Ayuda, que surge en 1996, afirma que al principio tenían dificultades para conseguir profesionales formados en equitación terapéutica, así como pacientes que quisieran ser tratados. Las terapias ecuestres son algo novedoso, pero no consisten en darle un paseíto a un niño en un caballo. Todos los casos son estudiados individualmente y, en función de las necesidades del paciente, se hace un tratamiento adaptado a su caso en concreto bajo criterios profesionales, sostiene.
La equitación terapéutica está indicada para personas con discapacidad física, sensorial, trastornos psicológicos, del lenguaje y/o del aprendizaje, así como para personas con problemas de marginación o inadaptación social. Así, mejora dolencias como las lesiones medulares o cerebrales, la fibromialgia, el autismo, el retraso psicomotor, el síndrome de Down o la esclerosis múltiple.
Los beneficios que se pueden conseguir trabajando en las terapias ecuestres son múltiples, entre los que se encuentran mejorar la autoestima y la autoconfianza, mejorar la capacidad de atención, aumentar la comunicación gestual y oral, el fomento de la coordinación psicomotriz, la regulación del tono muscular, trabajar la memoria
Por este motivo, desde la Fundación y la Asociación estamos luchando para conseguir que las terapias ecuestres sean un servicio público que se ofrezca desde la Administración a aquellas personas que lo necesiten, corrobora Sandra.
En el curso académico 2007- 2008, más de 250 personas han realizado terapias ecuestres bajo la tutela de ambas entidades. Nada más que en la provincia de Sevilla, existen ocho centros adscritos para poder realizar las prácticas, aunque también existen instalaciones adaptadas en provincias como Málaga, Granada, Córdoba y Almería.