Muere el Fari de cancer a los 69 años.
Querido, tremendamente popular y siempre con una enorme sonrisa en su cara. Así recordará el público a José Luis Cantero, El Fary, que ha fallecido este martes a las 09.30 en su casa de Madrid. Tenía 69 años y murió víctima de un cáncer de pulmón que padecía desde hace meses. Era fumador empedernido. Desde que se conoció su enfermedad, el pasado abril, el cantante, compositor y actor se había mantenido alejado de los escenarios, pero él, 'torito bravo', siguió trabajando en un disco de grandes éxitos, Media Verónica.
El Fary era un artista que caía bien, por su gracia natural y su saber estar. Siempre cercano y muy campechano, supo conquistar a todos los públicos con canciones "dedicadas a todas las clases sociales", tal y como aseguraba el cantante hace cinco años. Además, supo aprovechar con mucho salero su singular imagen e, incluso más que el toro de Osborne, llevó con mucha gala ser uno de los exponentes de la España cañí: "Soy recortaíto pero todo lo que cabe en mí lo siento como español", confesó en una ocasión.
El destino quiso que el mundo del toro le acompañara de manera fortuita en toda su carrera profesional, e incluso se le pasó por la cabeza dedicarse a esta profesión. Nacido en Madrid el 20 de agosto de 1937, su familia, de clase humilde y natural del municipio conquense de Buenache de Alarcón, se instaló en el madrileño barrio de Las Ventas, cerca de la plaza de toros de la capital de España. Antes de saltar al mundo del espectáculo, desempeñó todo tipo de trabajos. De los 13 a los 20 años, fue camarero, repartidor de fruta y jardinero junto a su hermano, que se encargaba de los Parques y Jardines en Torrejón de Ardoz (Madrid).
Una vez cumplido el servicio militar, que aprovechó para aprender a leer y escribir, obtuvo la cartilla de taxista, profesión que ejerció durante siete años y que retomaría, más de 40 años después, pero ahora como actor en la serie Menudo es mi padre (1996), emitida con gran éxito por Antena 3. Esta ficción le convirtió, más aún, en uno de los personajes populares del momento. En ella, con sus canciones y su taxi, se interpretaba a sí mismo como el cabeza de familia de un hogar humilde.
Por estas fechas, El Fary ya era un personaje conocido por todo el mundo. Sus comienzos como cantante, sin embargo, no fueron nada fáciles. Con los ahorros que sacaba de sus numerosos trabajos, entre los que también tuvo un negocio fallido como propietario de un mesón en el barrio de Bilbao, grababa y editada sus propios discos, que él mismo vendía en el Rastro de Madrid. Ya entonces había tomado de su ídolo, el cantante de copla Rafael Farina, su nombre artístico: El Fary.
Fue a los 30 años cuando El Fary empezó a ganar dinero, primero cuando, a finales de los 60, fue requerido para sustituir a Pepe Blanco y luego gracias a la oportunidad que le daría el legendario Antonio Molina al contratarle para una gira de dos meses. Sin embargo, la crisis por la que atravesaría la copla en la década de los 70 obligó a El Fary a reinventarse y crear un estilo más pop con el que escaló a los primeros puestos en las listas de éxitos. Con temas de Juan Bautista, Alejandro Cintas, además de suyos propios, El Fary reconquistó al público que escuchaba Paloma que pierde el vuelo, Amor secreto, El bichito del amor y, sobre todo, El torito guapo, cuyo archiconocido estribillo fue un bombazo a mediados de la década de los 80.
No sería su último hito entre el público. Gracias a Torrente, el personaje creado por Santiago Segura, que se confiesa un fan acérrimo de El Fary, el cantante regresaría al primer plano de la popularidad con la canción Apatrullando la ciudad, creada específicamente para la primera parte, Torrente, el brazo tonto de la ley (1998). La admiración de Segura hacia El Fary era real y nuevamente le reclamó como actor para interpretarse a sí mismo en la tercera entrega, Torrente: el protector (2005). Con motivo de esta particular serie, una de las más vistas de la cartelera española, también se lanzó una pieza única de merchandising inspirada en El Fary: el Carrofary, una figura de goma del cantante diseñada para ser colgada del espejo retrovisor del coche.
En los últimos años se dedicó a la representación de artistas musicales, entre los que destacan su hijo, Javi Cantero, y la adolescente Melody. Entre sus trabajos discográficos figuran más de 23 álbumes desde Ritmo Caló, editado en 1975, a Ese Fary, publicado en 2003.
Sus familiares, amigos y admiradores le dieron su último adiós en la capilla ardiente del cantante que fue instalada en el tanatorio de la M- 30 de Madrid. La página web de su club de fans, con un lazo negro, se mantuvo fuera de servicio en señal de luto. Sus restos mortales serán incinerados este miércoles a las 13.45.