El Winterthur Barça y el Real Madrid estarán en la gran final de la ACB. Los azulgrana han derrotado al Tau Vitoria en el quinto partido de las semifinales por un contundente 79- 95 (2- 3), mientras que los madridistas se han impuesto al DKV Joventut por 65- 61 (3- 2).
Los barcelonistas, que lograron el billete para la próxima edición de la Euroliga, lo bordaron en los dos últimos cuartos ya que, gracias a Basile y a la labor de equipo, se sobrepusieron de forma excelente a la temprana eliminación de su estrella, Juan Carlos Navarro, por una personal en ataque.
La igualdad absoluta (38- 38) reflejaba el equilibrio entre ambos. El Tau domina el rebote ofensivo. El Barça robaba más balones. Los vascos lanzaban más tiros libres. Los catalanes estaban muy acertados en los tiros de dos.
En el tercer cuarto, el Tau dominaba el interior pero sufría los zambombazos visitantes, pero el Barça empezaba a distanciarse gracias a su juego exterior. Los azulgrana encararon el tramo final con una ventaja en apariencia definitiva (55- 72 min.34). Maljkovic removía las entrañas de su banquillo buscando soluciones. Planinic le dio algo de aire cortado de inmediato por un triple estelar de Basile (64- 80 min.35).
El italiano puso la guinda de un pastel compuesto por todo el conjunto azulgrana capaz de sobreponerse a la ausencia de su estrella con una solvencia espectacular. Una contundencia letal que convirtió el tramo final en innecesario ante la decepción de un Tau que sigue con su mal fario en los quintos partidos. Un partido decisivo que nunca ha conquistado.
Regreso de los blancos
Dos años después del famoso triple de Alberto Herreros anotó en el Buesa Arena y arrebató una Liga virtualmente ganada al Tau Vitoria, el Real Madrid regresa a la final por el título de la ACB con todo el mérito que le concede haber eliminado al DKV Joventut , un gran adversario que le ha discutido el pase hasta el último suspiro.
Los blancos lucharán por el campeonato con su verdugo en la Copa del Rey: el Barcelona. Un broche de oro para una temporada de oro, el del Mundial de Japón. La clausura que se merece un baloncesto como el español y una competición como la ACB.
A la quinta va a la vencida. La semifinal entre los titulares de Vistalegre y del Pabellón Olímpico explotó en el descanso del desempate. La tensión podía palparse. El marcador la retrataba en toda su dimensión (33- 32) y los nervios estaban a flor de piel cuando una chispa encendió el fuego.
Los blancos, igual que en el cuarto partido, abrieron la tarde lanzados, pero el Joventut respondió. La ambición y la valentía de los verdinegros podía sentirse en los cambios defensivos, en las presiones sobre los saques de fondo, en la tensión de los jugadores. La confianza y la convicción de los blancos, en cada acción.
Esta semifinal nació condenada a expirar en el último segundo del último partido (48- 50 m.34). A cinco minutos del final, el choque seguía abierto a todo (51- 51). En ese momento crucial, en la hora de la verdad, al Joventut se le mojó la pólvora. El Madrid ya no dejó que los verdinegros le inquietaran pese a la andanada final de Rudy Fernández (61- 59 m.39).
Todavía quedó margen para una clausura desbocada. Para una antideportiva sobre el Joventut en un rebote de ataque, una lluvia de protestas y reproches contra los árbitros por parte badalonesa, una técnica al banquillo de la 'Penya' y, en definitiva, un cóctel de los ingredientes que hacen del baloncesto una experiencia única. Gran semifinal. Gran ganador. Gran perdedor. Gran espectáculo. Baloncesto para disfrutar. Aún queda la final.