El presidente José Luis Sáez charla con profundidad de los históricos últimos quince días: del Mundial de Japón, del recibimiento de autoridades y afición, de la concesión del Premio Príncipe de Asturias del Deporte 2006,.. en definitiva, de baloncesto.
¿Cómo se siente tras la conquista del Mundial y la concesión del Príncipe de Asturias?
Me siento muy orgulloso de todo el trabajo que han venido realizando todos los estamentos del baloncesto español. Han sido cuatro medallas de oro y una de bronce, y todavía nos queda un Mundial. Yo creo que el papel del baloncesto español, tanto masculino como femenino, ha sido impresionante. Me siento orgulloso, emocionado y pienso, de verdad, que he tenido suerte, muchísima suerte de poder vivir como protagonista este momento histórico.
¿Qué significa para usted esta condecoración?
Un epílogo no soñado. El Príncipe de Asturias habla de trayectoria y de transmisión de valores. Se ha conseguido y ahora hay que disfrutarlo y darles las gracias a todos y especialmente al secretario de Estado, que fue quien lo propuso junto a Juan Antonio Samaranch. Quiero que ellos sean una parte importante porque sin su propuesta, al no estar entre los candidatos, no hubiera sido posible.
¿Qué le queda por hacer a esta Federación por el bien del baloncesto nacional?
Muchísimo, muchísimo Quedan muchas cosas, momentos muy importantes que vivir. Mire, nosotros creemos que hay que ampliar mucho la base social; que hay un plan de acción social por hacer; que hay que trabajar en el baloncesto femenino todavía mucho más; que tenemos que buscar orientaciones para las salidas de los deportistas no solamente pensando en la elite; que podemos desarrollar otras estructuras para que la Federación pueda empezar a trabajar también como empresa; que la gente juegue al baloncesto en la calle Cada día podemos inventarnos una cosa más. Con una ambición desmedida y una estructura profesional llegarán estos resultados, que hasta ahora eran un sueño.
Este triunfo es el éxito de una generación de profesionales con un talento enorme, pero también el de un modelo de gestión.
Creo que es el triunfo de una forma de estar en el mundo del baloncesto. Sin talento no se puede ganar, pero sin organización tampoco se pueden conseguir estos resultados. Hemos visto resultados desastrosos de equipos con grandes jugadores que no han trabajado como equipo. Aquí cada cual sabe lo que tiene que hacer, cuál es su cometido. Los técnicos saben dónde tienen que estar; los jugadores, que son magníficos, saben lo que tiene que hacer y la Federación conoce su territorio e intenta cumplir con su labor lo mejor posible.
Además, de las categorías inferiores viene mucha gente apretando
Tener la base asegurada es el futuro. Si alguien me pregunta en qué estoy pensando ahora mismo, ya le digo que no estoy pensando en 2008. Para Pekín el trabajo se está haciendo ya. Yo estoy pensando en el periodo entre 2008 y 2012, aunque es posible que no sea presidente entonces porque habrá unas elecciones y puede entrar otro, pero tengo la obligación de estar pensando ya en 2012, porque si no actúo así me equivocaré y gestionaré mal los resultados deportivos. Por eso lo que viene por detrás es tan importante y hay que tratarlo con mimo, darle unas pautas y unas direcciones para que todo se desarrolle como se ha desarrollado con esta generación, que no nace de la casualidad.
¿Qué importancia le concede en el plano personal a su cargo en FIBA Mundo?
Le doy la importancia de lo que representa. Quiero decir que ser uno de los tres representantes de Europa en el Comité Ejecutivo de FIBA Mundo, entre 213 países, es muy fuerte. En este sentido tengo la ambición de hacer un buen trabajo, no la ambición de acumular cargos. Para el baloncesto español es muy importante tener representantes en los organismos internacionales; después hay que trabajar, claro, no ser simplemente un número. España tiene hoy día un peso específico muy importante en el baloncesto mundial.
¿Cuánto tiempo le queda por competir al máximo nivel a este grupo junto con los obligados retoques?
Mucho. Son jóvenes, muy jóvenes, y competirán el tiempo que ellos crean y pueda. Estamos hablando de jugadores veteranos con 26 años cuando en la NBA se ven muchos jugadores con 35 ó 36. No le veo ahora mismo un horizonte. Aunque tampoco me gusta hablar de finales de etapa porque ahora estoy disfrutando de este momento.
¿Son comparables esta selección y la del 84?
Yo no comparo nada, ni a Di Stéfano con Pelé. Yo no entiendo de nada de eso. Sólo entiendo lo que aquello significó para el deporte español, que fue muchísimo, y lo que significan estos ahora, que han logrado lo más importante de la historia.
¿Le debe mucho este éxito al crecimiento cualitativo que ha experimentado la ACB?
Sí, pienso que en esta historia nadie tiene la exclusividad. Lo hemos dicho por activa y por pasiva, pero parece que algunos siempre quieren poner alguna pequeña traba. Yo he dicho que esto se debe al esfuerzo colectivo de todos, y una parte importante son los clubes y la Liga ACB, y lo que sí creo que deben pensar es que el motor de todo esto es la selección.
¿Con qué imagen se queda de todo lo vivido en Japón?
Es muy complicado señalar algo en concreto. Hombre, es verdad que en la retina no podrás quedarte con otra que con la del levantamiento de la Copa, justo cuando comienza a sonar el himno. Par mí esa es básica. Y luego he tenido otras más personales. Por ejemplo, la de Pepu el domingo por la mañana comunicándome el fallecimiento de su padre, o la del vestuario el día de Argentina, que parecía que en vez de ganar un partido lo había perdido. Aquello fue muy fuerte porque todo el mundo se sentía como Pau, por eso inmediatamente hicimos aquella camiseta tan bonita que rezaba Pau también juega.
¿Es exagerado afirmar que España ha arrollado en el Mundial?
Sí, porque ha habido partidos tremendos y agónicos en los que quizá la gente no ha visto la dificultad. Del partido de Argentina no se puede hablar de arrollar, por ejemplo. Se ha ganado con solvencia, con confianza, pero de ahí a decir que hemos arrollado, no creo que sea correcto.
¿La medalla de oro es la prueba fehaciente de que el baloncesto español está ya por delante del americano?
No, no. Nosotros ahora mismo no estamos por delante de nadie. Lo que estamos haciendo es un buen trabajo, y cada competición es diferente, porque un año te pone arriba y al siguiente un poquito más abajo. Lo fundamental es tener un buen nivel y creo recordar que la selección española es la única que se ha clasificado por méritos propios para todos los campeonatos desde el año 98. Y eso quiere decir algo en Europa, porque significa que siempre estamos ahí.
¿Le sorprendió el nivel ofrecido por Estados Unidos?
Lo que me sorprende es que los conceptos son muy diferentes. Es otro tema, otra historia. Tienen grandes individualidades, pero esto es un deporte de equipo, y como en el deporte de equipo las diferencias se van acortando y los jugadores europeos son cada vez mejores, a los mitos de los que tanto hemos hablado ya los vemos por detrás. Nos ha faltado la foto con ellos por debajo de nosotros, es lo único que no me ha gustado del Mundial, que no hubiera podio (bromea).
¿Qué le ha parecido la ampliación de participantes en el Mundial a 24 equipos?
Para los que estamos arriba son muchos equipos, pero para el bien del deporte creo que el hecho de que compitan y aparezcan selecciones como Angola, Líbano o Nigeria es importante. Para nuestro deporte es bueno, porque según dicen hay una cantera inagotable en África. Si no compiten y no se muestran al final no van a crecer.
Aparte del juego de España, ¿qué le ha llamado la atención?
Me ha gustado la competitividad de las selecciones africanas. Y también el campeonato y la solvencia de Grecia; creo que no se está valorando el gran Mundial que han hecho, porque no hay que olvidar que el año pasado fueron campeones de Europa y ahora son subcampeones del mundo; son una magnífica generación. Y luego ciertas individualidades que siempre llaman la atención, como Nowitzki, que siguen manteniendo el pulso de determinadas selecciones.
¿Qué opinión le merece que la televisión pública no retransmitiera un acontecimiento de este nivel?
Lo que tiene que garantizarse es la máxima cobertura, pero el tratamiento que ha tenido La Sexta ha sido impecable. Me ha parecido un trabajo profesional magnifico y con muchísimo cariño. Tanto José Miguel Contreras como Antonio García Ferrera y Antonio Galeano han trabajado muy bien, y todo el equipo que han llevado ha sido envidiable.
¿Sin un contrato televisivo sustancioso la ACB puede seguir en la clandestinidad?
Pero es que volvemos a que la solución pase simplemente por temas económicos, cuando lo que hay que hacer es un programa y una estrategia de comunicación y de ampliación de la cobertura. El dinero ya vendrá después.
¿Le molestan los que se han subido al carro del baloncesto gracias al oro?
No, a mí no me molesta ya nada. Yo sé quienes han estado trabajando verdaderamente para que esto pueda ser hoy una realidad. Cada uno tiene que tener su protagonismo y aquél que se suba será bienvenido. Lo que queremos es que no se baje.
La comparación con el fútbol le parece
Injusta. Ése fue un error en el que se cayó en el 84. A mí me gusta el fútbol, que debe organizarse con sus propias estructuras, que yo las desconozco, para sacar el máximo resultado. A partir de ahí, en la cuestión baloncesto versus fútbol nosotros, no entramos porque esto un debate periodístico, y desde la Federación no lo vamos a hacer.
¿Está convencido de que habrá ahora un boom del baloncesto como sucedió en los 80?
Estoy convencido de que si seguimos trabajando y gestionamos bien este resultado vamos a tener un boom y una extensión del baloncesto a todos los niveles; si no, si lo hacemos de una manera egoísta y fundamentalista, nos equivocaremos. Tenemos que ser gente normal, como los jugadores. Los directivos y los que gestionamos esto también debemos ser gente normal.
Hace un año me comentó que pretendía lograr la paz en el baloncesto, ¿lo ha logrado ya?
Yo, desde luego, he firmado acuerdos y he hablado con todo el mundo: con la ACB, la ABP, la Asociación de Jugadoras, los árbitros, los entrenadores... Así que todos aquellos que tenían conflictos con nosotros ya no deben tenerlos. A mí no se me olvida lo que soy y lo que represento, y entra en mi sueldo y en mi estructura de pensamiento que hay que trabajar desde la unidad.