José Antonio Infantes Florido, obispo emérito de Córdoba, falleció a las dos y cuarto de la tarde de ayer en su casa familiar de Gelves (Sevilla), como final de una enfermedad por la que fue operado hace dos semanas. En las misas de ayer por la mañana, se incluyeron oraciones por él ante la gravedad de su estado.
En nota de prensa difundida tras el óbito, el actual obispo, Juan José Asenjo, pidió a sus diocesanos que "encomienden a Dios el eterno descanso de nuestro querido señor obispo emérito, para que Jesucristo, Buen Pastor, al que representó y sirvió en nuestra diócesis, premie los largos trabajos al servicio del Evangelio de quien fue un pastor bueno, fiel y ejemplar".
Según informó ayer el Obispado, la capilla ardiente se abrirá a las cinco de esta tarde en la capilla del Seminario de San Pelagio. La misa de corpore insepulto está prevista para mañana martes a las cinco de la tarde, tras lo cual los restos mortales serán sepultados en el enterramiento que el propio obispo mandó construir: "Quiero reposar en el corazón de Córdoba", afirmó en una entrevista concedida a este periódico con motivo de su jubilación. Cuando mañana se deposite en tierra sagrada el cuerpo de monseñor Infantes Florido, habrán pasado casi 36 años desde el último sepelio de un obispo de Córdoba: el de Manuel Fernández- - Conde y García del Rebollar, fallecido en enero de 1970 y enterrado asimismo en el primer templo de la diócesis.
SEVILLANO Y CORDOBES Nacido en 1920 en Almadén de la Plata (Sevilla), Infantes Florido llegó a Córdoba - - diócesis de la que había tomado posesión por poderes- - en julio de 1978, después de once años de episcopado en Canarias. Ingresó en el Seminario de San Telmo después de obtener el grado de doctor en Derecho Civil, y antes de ser ordenado obispo fue rector de la sevillana parroquia del Salvador.
Durante su pontificado en Córdoba, la dedicación principal de Infantes Florido, además de su labor pastoral, fue su atención al mantenimiento y restauración del patrimonio histórico- - artístico dependiente de la Iglesia. En este sentido, destaca de forma muy especial la creación del Museo Diocesano de Bellas Artes, inaugurado en 1988 y donde se conservan obras de arte procedentes de parroquias, iglesias y ermitas de toda la diócesis.
A todo ello sumó un importante trabajo intelectual, que le llevó a publicar varios libros de investigación eclesiológica e histórica, así como sus numerosas colaboraciones en diversas publicaciones, entre ellas Diario CORDOBA, donde dio a conocer una serie de artículos sobre los Santos Mártires de Córdoba que más tarde se convirtieron en el libro En Córdoba empezó la Reconquista , publicado por la Obra Social y Cultural de Cajasur.