Los ánimos se han tensado durante la segunda sesión del juicio por atropello mortal contra Juan Manuel Fernández Montoya Farruquito y otras cinco personas. El artista y su acompañante el 30 de septiembre de 2003 han tenido que revivir esta mañana en numerosas ocasiones los hechos de aquella fatídica noche con ocasión de las declaraciones de los testigos que contemplaron el accidente y socorrieron a Benjamín Olalla y luego con la versión de los agentes de Policía Local y Nacional que realizaron el atestado del suceso y comenzaron la investigación. Precisamente, estos agentes han declarado que Farruquito mintió asegurando que no era propietario del coche que causó el siniestro, y posteriormente, diciendo que estaba siendo reparado en Málaga tras un accidente causado por su hermano menor Juan al chocar con unos contenedores de basura en la urbanización donde residen.
Según los agentes locales, y al contrario de lo manifestado por el flamenco el día anterior, la calle donde se produjo el atropello estaba bien iluminada por las farolas y las luces procedentes del cercano polideportivo San Pablo y que el paso de peatones estaba perfectamente señalizado tanto con señales verticales como en el suelo. Si coincidieron en apuntar que, cuando llegaron allí las emergencias sanitarias y la Policía Local, había un gran tumulto de personas cifradas en unas 20 ó 30- rodeando y atendiendo al herido. Estos agentes señalaron que realizaron el croquis sobre lo sucedido y en el que el atropello se registra en el paso de peatones y no diez metros antes como apuntaron ayer los acusados- con las primeras declaraciones de los testigos, y que en el paso de peatones ni en los alrededores había rastro alguno de sangre o cristales.
Más contundente fue la declaración de los policías nacionales que realizaron la investigación sobre el accidente. Los agentes han señalado que, una vez localizado el coche, se extrañaron de que el anterior propietario, Gabriel Heredia que vendió el BMW a Farruquito- acudiera a la Comisaría acompañado de su abogado, aunque aquel lo justificó alegando que no sabía leer y su letrado siempre le acompañaba en cuestiones de papeles. Eso nos hizo ver que íbamos por buen camino, dijo el policía. Tras relatar que el coche era ya propiedad del artista, éste negó en primer lugar ser el dueño del vehículo, aunque posteriormente se desdijo y explicó que el coche se estaba reparando porque su hermano había tenido un accidente contra un contenedor.
Nosotros le detuvimos (a Juan Fernández Montoya) a raíz de la versión de Farruquito, pero siempre pensamos que había sido él, señaló un agente. De hecho, nos dijo que ahora entendía por qué su hermano había perdido peso y le habían salido ojeras, dijo, aunque precisó que nunca afirmó que el accidente fuera contra una persona.
El resto de la sesión matinal ha continuado con la declaración de los testigos oculares, dos de los cuales han reiterado que el atropello se produjo en el mismo paso de peatones y que el coche que conducía el artista iba a gran velocidad- - más de cien Km./h, según algunossaltándose al menos dos semáforos en rojo en el tramo de 500 metros donde se produjo el atropello.
Aunque al inicio del día Farruquito, vestido con una camisa beige a rayas y pantalón claro a juego, estaba sonriente y riéndose con alguno de sus acompañantes, su semblante iba cambiando a medida que oía a los testigos decir que se aproximó al lugar del suceso a velocidad endiablada, provocando un gran estruendo mientras aceleraba que sorprendió a algunos de los conductores que estaban parados en el semáforo y a los que adelantó por el carril de la izquierda. Algunos incluso oyeron el impacto y pensaron que había sido un choque entre dos turismos.
Mientras el artista hundía la cara entre las manos y recibía el consuelo de su novia Rosario (sentada justo detrás), los compañeros de Benjamín Olalla relataron que con el impacto el cuerpo del joven volteó y salió disparado hacia la acera contraria, mientras que el coche seguía su recorrido hasta desaparecer por una calle lateral situada a la derecha y un grupo de entre 3 y 4 personas se acercaban al accidentado, aunque no recuerdan bien si el coche aminoró la velocidad tras el accidente. Uno de los momentos de mayor nerviosismo se produjo cuando, tras la declaración del joven que intentó seguir al BMW para comprobar la matrícula e incurrió en varias contradicciones, el fiscal señaló que anteriormente lo había confesado que tenía miedo. El joven aclaró que no es miedo, pero sí respeto a la familia (de Farruquito) porque viven en mi mismo barrio, aunque rápidamente precisó que nadie me ha dicho lo que me conviene declarar o lo que sería bueno para él.
Tras la salida sobre las 15 horas, la familia y el numeroso grupo que acompañaba a Farruquito se enfrentaron a los fotógrafos y cámaras de televisión que esperaban a la salida de la Audiencia Provincial para impedir que tomaran imágenes del bailaor con camisas y bolsos. Algunos de ellos incluso intentaron bajar las cámaras de los periodistas mientras gritaban que ya estaba bien de fotos y el artista subía al vehículo de un conocido para salir de la zona a toda velocidad.