
https://youtu.be/bmSHm3z0Auo
Segundo día de Cuaresma. Se inauguraban tres exposiciones de temática cofrade en la Fundación Cajasol; se presentaba un libro sobre el cineasta sevillano Alberto Rodríguez. Y encima jugaba el Betis. Pese a todos esos imponderables, casi se llenó el Ateneo para la presentación del libro ‘Cómo sigue llorando Sevilla’. En la mesa, el editor, Miguel Gallardo, el ateneísta Pablo Borrallo, autor de uno de los prólogos, los fotógrafos Ángel Bajuelo y Fernando Salazar, éste conocedor como pocos de las entrañas de la docta casa, y un modesto servidor, autor de los textos que acompañan a las bellísimas fotografías. Entre el público, Marina Bernal, autora de otro de los prólogos. Y algunos de los personajes del libro: Cristina Rojas, saetera nacida en París que al final del acto nos deleitó con una saeta al Gran Fe Poder escrita por Manuel Melado, presente en la sala; Fernando de la Portilla, eminencia de la medicina, que ejerce en Sevilla y en sus veranos solidarios en Guatemala, académico y hermano de la Veracruz. Antes de entrar en el Ateneo, accedí a la capilla de san Andrés y me encomendé al Cristo de los Panaderos. Me quedé con esas palabras en latín: Ego Sum Panis Vivus. Yo soy el Pan Vivo. Y conté al auditorio que mi abuelo Andrés era panadero. Y que Marcel Proust llama al periódico “pan espiritual”. Y que con las prisas tanto los panes como los periódicos últimamente están cada vez más precocinados. Con las fotografías sonó la música de ‘Rezaré’, esa letanía a las Vírgenes de Sevilla cantada por el rockero Silvio. La letra es de Pive Amador, otro de los protagonistas de este libro. Su padre fue hermano mayor de Los Panaderos en unos momentos muy difíciles de la hermandad. Primer jueves de Cuaresma en la calle Orfila, junto al pasaje de los Azahares y el kilómetro Cero de Sevilla. En la primera Cuaresma sin Antonio Burgos, faro de periodistas; a dos semanas de las bodas de plata del Diario de Sevilla…
Francisco Correal
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