El psicólogo del Instituto Andaluz de la Mujer Juan Ignacio Paz ha asegurado que alrededor del 30 por ciento de las mujeres que se suicidan en España han sido víctimas de maltrato de género, lo que supone más de 300 fallecidas al año.
Juan Ignacio Paz ha realizado estas declaraciones durante el curso de verano Violencia de género: ¿Por qué no cesa?, que el Centro Cultural Olavide en Carmona está realizando esta semana junto a la Consejería de Justicia y Administración Pública, donde ha participado en la mesa redonda Análisis psico- social de la violencia de género: ¿Por qué se cuestiona la veracidad del testimonio de las víctimas?.
El psicólogo atestigua que ésa es sólo una de las consecuencias que sufren, en ocasiones, las mujeres maltratadas. El estrés postraumático también genera deficiencias en el nivel intelectual, distorsiones en la expresividad, problemas en la percepción, dificultades de expresión emocional y lagunas en la memoria, algo normal, ya que cuando hay una experiencia dura, el cerebro tiende a anularla para evitar el sufrimiento.
Todas estas consecuencias restan credibilidad a la víctima en un proceso judicial, ya que no es capaz de hacer un relato fluido y exacto de todo lo sufrido. Además, cuando van a declarar muchas mujeres no parecen afectadas por el maltrato que han padecido porque padecen una anestesia emocional brutal, que no es más que un mecanismo de defensa. Por este motivo, a veces no presentan el perfil que un juez espera, sostiene.
Los daños causados por el maltrato psicológico son más perdurables que los físicos. El maltratador insulta a su víctima, trata de aislarla de sus familiares y amigos, la quiere controlar y establecerle prohibiciones, la desvaloriza continuamente y puede infligirle abusos verbales, emocionales o sexuales. Los maltratos psicológicos son más frecuentes que los físicos porque cuando se destroza psicológicamente a la víctima, el maltratador no necesita pegarle para dominarla, que es su único objetivo, considera Juan Ignacio Paz.
Los menores también sufren las consecuencias de la violencia de género. El hecho de ser testigo del maltrato provoca los mismos daños, la mayoría de las veces muy graves, que ser víctima directa de los abusos físicos o psicológicos, porque es muy fuerte que un padre, que normalmente es un referente, intente anular a la persona más importante en la vida de un niño, que es su madre, afirma el psicólogo.
Juan Ignacio Paz asegura que es necesario denunciar para combatir esta lacra, porque el silencio es el arma perfecta del maltratador. Sin embargo, reconoce que faltan medios para proteger a la víctima, al tiempo que pone de manifiesto la benevolencia judicial con la conducta de los maltratadores, ya que están incumpliendo continuamente las órdenes de alejamiento y no les pasa nada, lo que provoca una sensación de impunidad que los vuelve aún más peligrosos.
